La Fundación Privada Hospital de la Santa Creu i Sant Pau tiene sus orígenes en 1401, cuando se creó el Hospital de la Santa Creu de Barcelona a partir de la fusión de seis hospitales que pertenecían a la Ciudad y al Cabildo Catedralicio. El Hospital se instaló en un nuevo edificio gótico que se construyó en el actual barrio del Raval.
Para regirlo se constituyó la Muy Ilustre Administración (MIA), formada por dos prohombres de la ciudad designados por el Consejo de Ciento (institución predecesora del Ayuntamiento) y dos canónigos del Cabildo Catedralicio, con la función de dirigir y administrar el Hospital, que se mantenía económicamente gracias a limosnas, privilegios reales, legados y las rentas que éstos generaban.
A finales del siglo XIX, el crecimiento de la ciudad y los avances de la medicina hicieron que el Hospital de la Santa Creu quedara obsoleto y surgiera la necesidad de construir uno nuevo. En paralelo, el banquero Pau Gil dejaba un legado para la construcción de un hospital en Barcelona dedicado a San Pablo.
Las dos partes (Santa Creu y los albaceas de Gil) acordaron encargar al arquitecto Lluís Domènech i Montaner, gran referente del modernismo catalán, un proyecto de hospitales reunidos -Santa Creu y Sant Pau- en los límites del Plan de Ensanche. En 1902 se colocó la primera piedra y, finalmente, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau se inauguró en 1930.
En 1990 la Generalitat de Cataluña se incorporó a la MIA como miembro de pleno derecho, con el compromiso de construir un nuevo hospital como contribución a la dotación fundacional. Así, la Muy Ilustre Administración pasó a estar integrada paritariamente por dos representantes del Ayuntamiento, dos del Cabildo Catedralicio y dos de la Generalitat de Cataluña.
La institución escribió un nuevo capítulo en 2009, cuando se inauguró el nuevo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, un edificio moderno situado en la parte norte del conjunto monumental. Con el traslado de la actividad hospitalaria al nuevo centro se inició la restauración de los edificios proyectados por Domènech i Montaner.
Después de cerca de diez años de obras, los pabellones modernistas se han convertido en un espacio dedicado a la difusión del valor patrimonial e histórico de la obra del genial arquitecto, y en un punto de encuentro para la celebración de reuniones, actividades y eventos diversos. Hoy en día, el antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau también acoge una serie de organizaciones de alto impacto social vinculadas a la innovación, la salud, la sostenibilidad y la cultura.
Además de mantener y mejorar las instalaciones hospitalarias y su patrimonio, especialmente el Recinto Modernista, declarado Monumento Histórico-Artístico en 1978 y Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, la Fundación Privada lleva a cabo una importante actividad benéfica y asistencial.